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La caída de la montaña en Xiotam Capítulo 14

Al despertar algo se sintió distinto, algo en ella había cambiado. Entre lo sucedido el día anterior, haber matado, dejar a la única amiga que había tenido en mucho tiempo, o incluso las cosas que cada vez se hacían más reales. El hecho era que la Elari que había ido a dormir no era la misma que despertó. El mundo a su alrededor un poco menos brillante, un poco más amargo, encogió los hombros y aceptó su nueva realidad.

Rexa se levantó mucho antes, pero esta organizaba sus provisiones. Les quedaba un día antes de separarse de la familia de liefs. Elari la ignoró, salió al área común y se estiró con pereza, de pronto recordó que hoy conocería al dragón, su rostro pintó una enorme sonrisa y corrió en busca de Eri. No la encontró en la habitación, ni en el asiento del conductor, incluso buscó en el baño, tampoco estaba afuera. Elari sintió una ola de frustración acelerarle el corazón. Entonces Ronte pasó frente a ella.

─¿Dónde está Eri?─ Preguntó Alix descortés.

─Buenos días.─ Respondió un poco ofendido. ─ Creo que fue al bosque con Jakul.

─Gracias, buenos días.─ Dijo de mejor humor.

Alix entró corriendo por la entrada del bosque más cercano, mas no los encontró, intentó gritar sus nombre un par de veces, pero nada. Regresó a los carromatos un poco desesperanzada, pero cuando llegó se dio cuenta que el carromato de Jakul estaba solo. “Ya me han dado permiso, no pasará nada si solo doy un vistazo.” Se dijo justificando sus acciones. Sigilosamente se acercó al carromato, dando las pisadas más lentas que pudo. Incluso Alix se dio cuenta de lo ridícula que se veía, pero no le dio importancia, al final de cuentas, el punto era no ser vista, si alguién podía hacerle burla, entonces habría fallado su misión y mercería la humillación. Tomó la manija de la puerta, la jalo con cuidado y metió la cabeza.

─¿No podías esperar, verdad?─ Dijo Eri con decepción.

Alix dio un brinco al tiempo que giró el cuerpo, pero no soltó la puerta, lo que ocasionó que se pegara en la cabeza comicamente. La decepción de Eri fue reemplazada por una carcajada.

─Yo, yo… los estaba buscando.─ Al tiempo que se sobaba la cabeza.

Eri respiró hondo para controlar su risa.

─Estábamos preparando al dragón para que lo conozcas.─ Eri pusó la mejor cara de juicio que pudo.

─¡Talak!─ Demandó el gigante.

─Si, disculpa. Talak te está esperando en el bosque.─ Corrigió la chica.

─¡Vamos!

─Espera, primero tenemos que hablar. Existen unas reglas que tienes que aceptar antes.

─Importantes reglas.─ Añadió el gigante con poca elocuencia.

─No es una mascota. No puedes llegar y abrazarlo…

Alix hizo lo posible para contener la molestia, pero su rostro hacía poco para convencer de lo contrario.

─… si no te parece entonces no lo puedes ver.─ Eri exigió.

─No, no… Haré lo que me digas.─ Suplicó cual niña pequeña.

─Entonces escucha, no son como los enseñan en los libros. Bueno si son temibles y feroces…─ Eri pausó un momento en lo que recordaba todas la veces que la había derribado la criatura.─ Son seres inteligentes, entienden lo que dices. Talak no habla, pero mientras le digas la verdad, hace lo que le pidas, siempre y cuando confíe en ti.

Entonces Alix comenzó a prestar atención.

─Cuando lleguemos al claro debes hacer lo que yo haga, exactamente.

La chica asintió exitada.

─Bueno, entonces nos esperaremos dos horas para que se te pase la excitación.─ Dijo ocultando una sonrisa.

─No lo creo necesario.─ Agregó el gigante.

─Pero ella no sabe eso Jakul, arruinas la diversión.─ Eri se dio la vuelta.

Jakul se sintió un poco avergonzado, prefirió quedarse callado. Los tres comenzaron a caminar lejos del campamento, por una ruta difícil.

─¿Cómo los sacaron?─ Alix habló con el aliento entrecortado.

─Es grande, pero es ágil.─ Comentó el gigante como si eso resolviera toda duda.

─Pero…

─No te preocupes por eso, ya se habían ido los carromatos y salimos antes de que saliera el primer sol. Además Talak tiene sus trucos.─ Agregó Eri con más misterio.

─¿Cómo lo regresarán? ¿Es posible pasar con él por estos caminos? ¿Lo dejaron solo en el bosque?─ Alix dejó escapar todas sus preguntas.

─Ya verás, está con Jarek.─Eri con toda la calma del mundo.

Siguieron el camino un rato más, Alix estaba tan cansada y le costaba tanto respirar que no pudo hacer más preguntas, aunque sí las pensó. Cada detalle de la criatura pasó por su mente, recordando la primera vez que lo vio, entonces la imagen de los cadáveres le revolvió el estómago. Se concentró tanto como pudo en desaparecer esos pensamientos, pero tuvo poco éxito, era claro que tendría que confrontar lo que había hecho, pero ahora no quería hacerlo, ni siquiera había querido pensar en lo que era capaz de hacer, ignoró por completo su poder y pretendía hacerlo tanto como pudiera. Entonces escuchó un gorgoreo en la distancia, casi como un gruñido. Entonces lo olvidó todo, hasta el cansancio desapareció, comenzó a correr. Eri y Jakul reaccionaron tarde, tuvieron que correr tras la chica.

La sombra del bosque desapareció, la luz del sol la cegó, a la distancia vio una pequeña sombra moviéndose rápidamente, una más grande la seguía. Parpadeo un par de veces, se aclaró su visión; Jarek corría gritando y el dragón lo perseguía moviendo la cola y brincando como un crichu entrando a su madriguera. Ahí bajó la luz de dos soles las escamas que antes parecían principalmente negrezcas ahora brillaban con un intenso color violenta, detalladas por los tonos negros, el plumón negro azabache destellaba resplandecía con brillos morados, su rostro antes furioso, ahora parecía tan suave cómo un niño pidiendo un dulce. El musculoso cuerpo de la criatura una vez imponente ahora enfocado en juego le agregaba gracia y elegancia a sus saltos.

Elari se quedó quieta, observando al dragón jugar con el pequeño niño que corría de un lado a otro mientras esa enorme bestia lo perseguía, sus gritos exaltados cubrían todo el claro, mientras los gorgoritos de la criatura sobrepasaban el claro por varios legs. Eri y Jakul tardaron en alcanzar a la chica, y ambos se sorprendieron al verla parada sin hacer un solo movimiento. Jakul dio un paso al frente, cubriendo a las dos chicas bajo su enorme sombra.

─Talak, ven.─ Comandó el gigante con su voz sonora pero suave.

El dragón paró al instante, lo volteo a ver, regresó la mirada al chiquillo que seguía corriendo y una vez más volteó hacía el gigante. Entonces el dragón, a toda velocidad, se dirigió al gigante, el cual extendió su brazo con la palma al frente. El animal se paró en seco, dejando un rastro sobre el el paso y la tierra.

─Solo hay que hablarle con confianza.─ Dijo el gigante un poco engreído.

Este bajo la mano y el dragón se abalanzó sobre él, lamiéndole el rostro con desesperación, la enorme cola se agitaba de un lado a otro y sus pequeñas alas se abrían y cerraban con rapidez. Comenzó a girar alrededor del gigante, que ahora parecía más bien un ser de estatura estándar, y la cola que se movía frenética se movía con él.

─¡Agachate!─ Gritó Eri al tiempo que jalaba a la chica contra el suelo.

Alix que no lo esperaba, terminó con un bocado de pasto. De pronto tuvo un recuerdo de los entrenamientos con Rexa.

─¡Talak, basta!─ Ordenó Eri con voz firme.

El dragón paro, volteo a ver a la chica y se le abalanzó encima, pero con menos fuerza, con el mismo ritual, pero un poco más medido.

─¡Talak, ya! Déjame, no me puedo parar, tu pata está en mi pecho.─ Gritaba Eri intentando no reír.

─¡Talak, alto!─ Exclamó el gigante, pero el dragón no se movió.

─Te trajimos una nueva amiga.

Hasta ese instante la criatura se detuvo, mirando a su alrededor, con la cola todavía más excitada. Entonces clavó la mirada sobre Elari, y la chica sintió como está entraba por sus ojos y escudriñaba su alma. Entonces Talak levantó los belfos, mostrando sus dientes, en posición de ataque, Elari levantó las manos y el dragón rugió con fuerza, con la cola movió al gigante y a la chica detrás de él, encarando a Elari.

─Basta, Talak, es amiga.─ Advirtió el gigante.

─Calmate Talak, no te hará daño.─ Dijo Eri intentando pasar por encima de la cola.

Ni el gigante, ni Eri podían pasar por delante del dragón, que los controlaba con el cuerpo sin dejar de mirar a la chica. Elari confundida un poco atemorizada se quedó quieta, pero entonces respiro hondo. De la nada apareció Rexa poniéndose frente a la chica, con una daga en cada mano y lista para atacar.

─Espera...─ Dijo Elari.

Rexa, no estaba dispuesta a escuchar, soltó una daga y concentró su energía en la palma libre, una flama azul comenzó a cobrar vida. Esta se agitaba furiosa, como queriendo devorarlo todo en su paso. Antes de que Rexa pudiera reaccionar, un coletazo del dragón la sacó volando al otro lado del claro, mas este no le prestó más atención, su mirada seguía clavada sobre la chica, sin avanzar ni retroceder, solo moviéndose para controlar los movimientos de Eri y Jakul.

Elari volteo a ver a Rexa, tirada en el suelo junto al árbol contra el que había impactado, la chica sintió una furia recorrer por el cuerpo, el vello de la nuca se le erizo y una energía fría y cálida cubrió toda su presencia, entonces la criatura se puso todavía más a la defensiva, gruñendo con más fuerza. La chica se percató del poder que emanaba de ella, recordó a los bandidos y liberó la energía lentamente. Mas la criatura no se calmó. Elari, más aterrada por su propio poder que por los afilados dientes que tenía delante, le encaró la mirada. Fue ahí que encontró el mismo miedo que la había cubierto a ella, pero además de eso había un deseo de proteger a los que él apreciaba; con nuevo entendimiento, Elari cerró los ojos, extendió una sola mano y cerró los ojos.

─No te haré daño, ni a nadie que quieras.─ Con toda su sinceridad.

Incapaz de ver lo que sucedía solo tenía los gritos de Jakul y Eri para guiarla. Gritos llenos de pánico y plegarias, más Elari no cedió, se mantuvo tan calmada como pudo. Hasta que sintió un frío recorrer su brazo, un incómodo silencio. Entonces abrió los ojos, se encontró con el morro de la criatura posado en contra su palma, los afilados ojos cerrados y una postura relajada. Eri y Jakul permanecían detrás sin hacer un solo movimiento, boquiabiertos, confundidos y casi aliviados.

─Talak...─ Susurró Elari.

El dragón abrió los ojos, las pupilas afilada, claramente alerta.

─Gracias.

A eso Talak abrió sus pupilas tan grandes y redondas, soltando toda la tensión. Elari se relajó y la bestia se le abalanzó encima. Lamiéndola con alegría, casi parecía que se disculpaba.

─Hola Talak, soy Elari.─ Susurró con tanta suavidad que nadie, más que el dragón escuchó.


Rexa despertó sobre las piernas de Eri, con un fuerte dolor en la cabeza. La mujer colocó una palma sobre el dolor, se levantó con dificultad, mareada y desorientada.

─¿El dragón, dónde está E...─ Miró a Eri a la cara. ─Alix, dónde está?

En la distancia Elari correteaba al dragón con los brazos en alto, pretendiendo que eran garras, en respuesta este rugía juguetonamente.

─No se ni para que me preocupo por ella.

Rexa se levantó con dificultad, se acercó para hablar con la chica. El dragón se le interpuso y bajó la cabeza en señal de disculpa. Rexa confirmó asintiendo, pero resoplo al tiempo que pensaba “La próxima no perderé.” El dragón le dio un cabezazo juguetón que la derribó sobre el trasero. En ese momento se formó una amistosa rivalidad que sería legendaria de no ser porque ambos vivían en las sombras.



 

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